sábado, 13 de septiembre de 2014

MdL #6: A punta de pistola

...
- Llámame, por favor.
- Te lo aseguro. Allí estaré.
...

Qué le ocurrió a Paulina mientras el resto no estaba? Mientras estaban viajando en tren, Paulina tuvo que cubrir el horario de una compañera en el trabajo, así que trabajó a la luz del día. Pero no iba a ser un buen día...

- Camarera! Venga un momento! - Llamó uno de los dos clientes sentados en la mesa dos.
- Sí? Desea algo? - Contestó Paulina.
- Mira... Si me consigues el nombre de ese tipo de la mesa siete, te doy este billete... - Susurró el hombre, enseñando un billete de los más altos en Aland.

Paulina, sorprendida, no supo qué contestar. Simplemente se fue pretendiendo no haber escuchado nada. No quería tener nada que ver con ese tipo. Entonces, cuando dio la espalda a las mesas, se escuchó un disparo. El revuelo fue grande. El señor de la mesa siete cayó de su silla y derramó sangre. Los ciudadanos corrieron rápidamente para salir del lugar. El hombre de la pistola, el de la mesa dos y su compinche se acercaron al herido grave.

- Tú! Dinos dónde está!
- Quién? - Replicó agonizante el señor.
- No te hagas el tonto! Frank! Dónde está el jodido Frank!
- Conozco... Muchos...
- Sabes bien de quién hablamos! - Dijo mientras daba una patada el compinche.
- Agh...
- Dogs! Te suena de algo? - Gritó el de la pistola.
- ...
- Genial. Ya la hemos liado. Ahora qué? Ya habrán llamado a la poli estos de aquí. - Dijo el ayudante.
- Pues vamos a tener que negociar un poco con ellos. Coge a la que se escondió tras la barra y me la traes a la fuerza, vale?

Paulina fue sorprendida por el compinche y la inmovilizaron fácilmente. Entonces no tardaron en ponerla a punta de pistola. La policía había llegado hace apenas unos segundos.

- No grites ni te muevas si no quieres morir, entendido, camarera?

Paulina temblaba. Estaba totalmente atrapada. No podía hacer nada más que confiar en la policía. Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.

- Identifíquese! - Gritó un policía por el megáfono.
- Soy un ciudadano que busca a alguien en concreto! - Contestó el cabecilla.
- Vamos a entrar como no se entregue inmediatamente!
- Intentad entrar y veréis como le vuelo los sesos inmediatamente a esta!

Paulina tembló fuertemente. Estaba muy asustada. Cada movimiento que la pistola hacía cerca suya era un sufrimiento. No podía asegurarse salir viva. Las posibilidades de que la pistola hiciese: BANG! Eran enormes para ella. Además, no podía permitirse gritar. Ese era el gran problema. Cada vez estaba menos segura de ella misma.

- Quién es el sujeto que usted busca? - Preguntó el policía del megáfono.
- Frank Dogs! Ese es su nombre!
- No conocemos a ningún Frank Dogs!
- Pues yo no conozco cómo salvar a esta tía! Ya os podéis apresurar! Buscadlo! Sois la policía, joder!

Se pusieron en marcha un par de refuerzos para avisar de la orden de búsqueda. Una llamada de teléfono desconocida al jefe del caso tuvo lugar.

- Sí? Quién habla?
- El que puede salvar a esa chica del restaurante. Confíe en mí. Simplemente diga que alguien querido la llama. Que necesita el número de móvil de alguno de los dos.
- (No debería fiarme de un anónimo... Pero parece muy seguro. No tenemos otra opción... Mierda!) Está bien.

- Qué pasa ahora, poli? - Gritó el pistolero.
- La chica tiene una llamada de un ser querido.
- Oh, pobrecilla. Dejamos entrar al que lleva el móvil y nos la lía, verdad? Pues no! Aquí no pasa nadie!
- Ha accedido a llamar a uno de los dos a su teléfono propio.
- Que llame al teléfono del restaurante! Pinche! Cógelo cuando suene y se lo pones en la oreja. - Ordenó el pistolero.

Así se hizo. El anónimo colgó y llamó al restaurante. Pusieron a Paulina al teléfono tras confirmar que no era nada extraño.

- Paulina.
- Eh? No puede ser... Tú?
- Escúchame, no hagas nada que pueda ponerte en peligro. Estoy por el lugar. Nadie me ha visto - Dijo Frank en voz baja.
- Pero qué dices!? Estoy aquí a punto de morir y me vienes con esas!? - Chilló Paulina.
- Eres buena fingiendo conversaciones. Ya me di cuenta cuando hablaste con Nevan. Ahora a lo que vamos. Va a haber un disparo...
- Qué!?
- Tranquila! No te va a pasar nada si sigues lo que yo te digo. Solo te aviso de que voy a quitarle el arma a ese cabrón de un disparo. Tengo un rifle de francotirador conmigo. Sólo tengo que darle a la pistola y no ocurrirá nada.
- Que no!? Estás loco. Puedo morir ahora!! Eso no ayuda!

- La tía esta grita como ninguna. - Dijo el compinche.
- Sí. Se va a quedar afónica. A ver si espabilamos! No tenemos todo el día! Ya lo han encontrado? - Preguntó el pistolero.
- Sin pistas es difícil! Están en ello. Parece que está en esta ciudad.
- Eso ya lo sabíamos! Qué inutilidad...

- Pau - Dijo Frank -, debes agacharte rápidamente en cuanto el policía diga: "Lo hemos encontrado". Vale?
- No me lo puedo creer... No... Voy a...
- Hazlo! Sólo tienes que tirarte al suelo y todo habrá terminado! Venga. Yo sé que Paulina Gao es una persona fuerte. Seguro que tus padres estarán orgullosos de tí si sobrevives.
- (Padres?) ... Vale. Por lo menos... Me has calmado. Gracias. Muchas gracias. - Dijo Pau mientras colgaba.

- Menos mal. Se acabaron los chillidos. Ahora ni mu, eh? Que tienes una cabeza muy bonita para que se eche a perder. - Amenazó el pistolero.

Otra llamada anónima al policía.

- Está bien. Le explico el plan. En cuanto vea que alguno de los de allí mira su móvil, usted coge el megáfono y dice: "Lo hemos encontrado!". Entendido?
- Sí.
- Pues cuando eso ocurra, yo dispararé con el francotirador a la pistola. Se romperá la ventana, el hombre estará desarmado y la chica se agachará tal y como le he dicho. El resto es para ustedes. Si veo que van a intentar disparar a la chica de nuevo, no dudaré en matar a los captores.
- (Está loco. Dios... Qué nos espera... Que salga bien esta ridiculez de plan? Bueno. Mejor pongo hombres a los lados, que no se vean. En el caso de que se rompa la ventana, entramos sin dudarlo. Adelante.) ... Entendido...

Se acercaba el momento crítico. Frank envió un mensaje anónimo a los móviles de ambos delincuentes. El compinche miró el móvil y el policía, agarrando fuertemente con las dos manos el megáfono dijo: "Lo hemos encontrado!"

Un disparo. Una ventana rota, el arma se disparó y se oyeron gritos, pero principalmente se escuchó el de la misma Paulina. La policía entró en la confusión e inmovilizaron a ambos. Paulina cayó sobre sus rodillas al agacharse y se desmayó. Una operación extrañamente complicada se ha resuelto. Gracias a Frank Dogs.

Paulina despertó en el departamento de policía. Tenía que testificar, ya que había sido la rehén. Esos dos pertenecen a la organización que quiere desmantelar Frank, pero no va a poder interrogarlos. Ya están encarcelados. Paulina llamó con su móvil a Nevan desde la comisaría de policía y así es como ocurrió todo hasta el momento.

- Tengo que agradecerle esto a Frank de algún modo... Cómo lo hago? Mejor vuelvo a casa. Descansaré y ya después podré pensar... No puedo con mi alma...

Paulina acabó su día de locos. No quería volver a estar en una situación así. La impotencia es lo que más fastidia a Pau. Esa era su situación en el restaurante en el cual, acaba de perder su trabajo. Han cerrado. Paulina está en el paro. Otro golpe más para la agotada Paulina Gao. Nevan y los demás tienen que llegar cuanto antes.

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