Amanece. Todos en la casa de Juanjo Sahim durmieron profundamente. Se levantaron muy temprano dos de las habitantes: Paulina y Neferi. Detrás de la enorme casa, que parecía una mansión sin decorar por fuera, había un enorme jardín con mucho espacio. Eso sería el campo de batalla entre las dos espadachinas. Cuando Paulina llegó, Neferi ya estaba esperándola al lado de los setos.
- La perdedora llega tarde. Je.
- Me harta tu palabrería. Ya verás que quien menos habla, más pelea. - Dijo Paulina.
- Ja. Espero terminar esto antes de 5 minutos. Adelante!
Neferi sacó su espada. Era bastante extraña. Decorada con una calavera en el final de la empuñadura y la hoja de sierra doblada formando un arco color anaranjado. Paulina, a su vez, desenfundaba las espadas de su espalda, que no tenían nada que destacar. Dos espadas contra una. Qué pasará?
Con un grito de batalla poco propio de una chica, Neferi cargó contra Pau. Las dos espadas se cruzaron en el camino del ataque de Neferi, bloqueándolo. Paulina tenía que reaccionar rápidamente. Su rival era más ágil. Pau intentó aumentar distancias y dar un respiro, pero la presión que ejercían los sablazos de Neferi impedían a Paulina hacer otra cosa más que defenderse. Había que intentar cambiar de estrategia.
Paulina pensó un poco mientras se defendía. Lo que tenía que hacer era intentar contraatacar algún bloqueo. En la práctica era complicado intentarlo, pero en uno de esos infinitos choques de espadas, Pau chocó contra un matorral del jardín, esquivando el ataque de Neferi por suerte y pudiendo sacar provecho del terreno, Paulina se ocultó en la espesura que había en aquel lugar.
- Intentando escapar? Ven a luchar, cobarde!
No hubo ni un ruido por los matorrales.
- Agni! Dime donde está! Me estoy impacientando! - Ordenaba Neferi a su espada.
- No se ha movido mucho. Está justo...
Paulina saltó de entre las plantas. Neferi no estaba prevenida, pero pudo esquivar la carga de Pau. Las dos espadas de Paulina volvieron a su espalda y fueron lanzadas hacia su rival. El movimiento no fue tan inesperado para Neferi, que las esquivó sin problemas y las espadas acabaron en el suelo. Pau recordó la situación. Similar a la que tuvo contra Edward. Pero esta vez había aprendido de su error, y tenía un plan.
Ante la desarmada, Neferi aprovechó para intentar finalizar este combate. Con una carga enormemente rápida, acabó en el suelo.
Paulina había tumbado y desarmado a Neferi de una patada en la mandíbula, haciendo que Neferi cayera desmayada. Pau, exhausta, cogió sus espadas y agarró también a Agni, la espada de su rival.
- A ti te he escuchado antes. Habla! - Ordenó Paulina a la espada.
- Grr... Cómo puedo saber que eres mejor que mi antigua ama? - Respondió.
La calavera que decoraba el final de la empuñadura hablaba, teniendo un brillo rojizo. Cosa extraña.
- Mmm... No sé... Porque yo puedo sacar lo mejor de ti?
- Je, me gustaría ver si lo consigues.
...
- Hermanitaa~ - Se escuchó una voz desde otro punto del jardín.
- En serio vas a venir a molestarme ahora? - Dijo Paulina a su hermana.
- Pero si yo no molesto. Yo vengo aquí para matarte porque esta es una inútil.
- Qué dices? Vas a intentar matar de frente a tu hermana mayor? Te has vuelto loca?
- No. Me he vuelto asesina. Un trabajo muy bien pagado aquí. No has visto ningún cartel de "Se Busca"? Soy Laury, el abrazo del corazón.
- Muy interesante. Ahora, sea eso cierto o no, escóndete.
- Por qué debería esconderme?
- Porque tienes alguien a tu espalda.
- Jijiji... Intentas hacerme quedar como idiota? No voy a picar.
- Ves? No has madurado.
Laura fue atrapada por una cuerda extraña color morado. No podía moverse.
- Atrapada, Paulina. - Dijo Edward.
- Sigo sin entender cómo haces esas cosas, pero eres increíble, viejo.
- Pau! Te arrepentirás de esto! Y tú también viejo cabrón! Deberías estar muerto ya!
- Ja, ja... Tienes suerte de que no quiera llevarte a los agentes. Y ahora mismo Juanjo Sahim se ha encargado de ese impostor que nos recibió. Zerofrost se encargó de Seja mientras ella dormía, congelando la puerta. El resto de la "familia" ha dormido profundamente. De eso se ha encargado Lucas. Y cuando digo dormir, quiero decir encerrar en la habitación. Buen plan, pero no lo suficientemente bueno para nosotros.
- Joder! Lo sabíais todo desde el principio? Vaya equipo te has encontrado, hermana! - se quejaba Laura.
- Para ser tan pequeña, ya eres demasiado mal hablada. Quieres que te recuerde los castigos de la escoba de mamá?
- No serás capaz...
- Edward! Te importa bajarle el pantalón a mi hermana? Tengo algo que hacer con esta escoba.
- Sí me importa. No pienso hacer eso. Hazlo tú misma, que quede en familia. - Protestaba Edward.
- Pau! Si yo sé que en realidad no quieres hacerlo! Pau! PAU! NO!!
Golpes de escoba comenzaron a caer sobre el trasero de Laura. La chica lloraba, pero Paulina sabía que este castigo serviría para intentar disciplinar un poco a esta bala perdida que era Laura.
...
- Juanjo. Cuánto tiempo habéis estado secuestrados? - Preguntó Edward.
- Alrededor de 3 meses. Ha sido un sufrimiento. Por lo menos nos daban comida, pero...
- Pero ahora estáis bien. Eso es lo importante. Nosotros nos tenemos que ir. Cuanto antes crucemos el canal, mejor.
- Hasta que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, Edward.
- Adiós!
Y así fue la última conversación entre Juanjo Sahim y Edward Yolag. Así acaba este episodio, con espada nueva, escobazos y despedida. Hasta el siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario