sábado, 3 de mayo de 2014

WBG: Liza Carr vs Thomas Marlot

Era ya entrada la mañana cuando llegaron Edgar, Bart, Nevan y Liza a la academia de esgrima en Lyon. El hombre viejo de ayer los recibió y los invitó a pasar. La "arena" estaba preparada, y el contrincante de Liza estaba listo.

- Buenos días, madame. Permítame presentarme. Mi nombre es Thomas Marlot, profesor de esta academia. Tómese el tiempo que necesite para prepararse.
- Muchas gracias, caballero. Yo me llamo Liza Carr, encantada. Ahora mismo me preparo.

Los alumnos estaban sentados alrededor de la sala donde iban a batallar, esperando un combate muy reñido. Los visitantes se sentaron donde pudieron. Liza estiraba sus músculos antes de comenzar. Toda la sala rebosaba de expectación silenciosa. El mediador, que era el hombre que invitó a Liza, iba a dar comienzo al duelo.

- Muy bien. Están listos?
- Por supuesto, Bertrand. - Contestó Thomas.
- Sí. Lista. - Afirmó Liza.
- Pues... Que comience el duelo!

Ambos prepararon a conciencia la posición de sus piernas. Lo más importante para evitar ser sorprendido en el primer ataque era la correcta reacción de los pies. Liza conocía muy bien este paso, así que ella fue la primera en atacar. Thomas, siendo el maestro, no iba a ser menos y esquivó el ataque principal. Pero eso no era todo. Liza había preparado un ataque en dos partes, así que Thomas tuvo que retirarse unos pasos para evitar ser dañado por su rival con el segundo ataque. Liza estaba más tranquila ahora. Había probado un poco las habilidades de su contrincante y vio que él iba a jugar defensivo. La esgrimista volvió al ataque poco tiempo después. Intercambió unas cuantas estocadas con Thomas y finalizó la primera ronda con un ataque en diagonal de abajo a arriba tras una pausa en esa acción. Thomas quedó sorprendido con la habilidad de la muchacha. Había perdido la primera ronda, pero eso a él no le importaba. Todavía tenía posibilidades.

- Impresionante, Liza. Sin duda una gran rival. Aprended, alumnos! Prestad mucha atención a esta batalla.
- Muchas gracias por los halagos. En guardia!

- Segunda ronda! Adelante! - Gritó el mediador.

Liza volvió a atacar primero, pero esta vez el ataque no fue esquivado, sino bloqueado con el estoque de Thomas. Liza procuró apartarse de su contrincante para evitar dejarlo en una situación ventajosa, pero Thomas fue más rápido y sorprendió a Liza bloqueando con una zancadilla el pie izquierdo de Liza mientras se apartaba. La muchacha cayó y Thomas apuntaba al cuello de la chica con el estoque. Había ganado Thomas rápidamente esta vez.

- Pero eso está permitido? - Preguntaba Edgar.
- Sí. No lo vi venir. Es bastante bueno. Tranquilo, que la última la gano yo. - Contestó Liza.

- Preparados? Ya!

Liza esperó esta vez a que su contrincante atacara primero. Thomas no estaba jugando agresivamente, pero el primer ataque fue suyo esta vez. Liza aprovechó para desplazar su peso hacia la derecha y, esquivando el primer ataque, intentar confundir la vista de Thomas. Desafortunadamente, Thomas saltó hacia atrás y deshizo todo el plan de Liza. La chica, tratando de terminar con el combate, flexionó sus piernas e intentó dar una estocada recta desde la posición donde ella estaba. Cuál fue su sorpresa cuando vio desaparecer a Thomas Marlot ante sus propios ojos, quedando a merced del estoque del francés.

- Creo que la victoria es mía esta vez, madame.

Liza tenía los ojos como platos. Paralizada totalmente y con una espada cerca de su cuello. El público no había visto el movimiento de Thomas. Literalmente, había desaparecido. Liza logró decir unas palabras.

- Eres bueno. Tengo que decir que he aprendido mucho hoy. Ya verás que algún día seré mejor que tú. Tenlo por seguro.
- Jaja... Bien dicho. Veis su motivación, alumnos? Aprended de ella. Ese es el espíritu.

Se despidieron de todos y la academia dio gracias a Liza y los demás por su asistencia. Cuando volvían al albergue, Edgar preguntó algo a Liza.

- Oye, Liza. Ese tío... cómo hizo la última jugada?
- Me gustaría saberlo. De todas formas, gracias.
- Gracias? Por qué?
- Por interesarte en el combate.
- Eh? Pues claro que me intereso. Eres mi compañera, al fin y al cabo.
- Cierto.

Entre esa y otras conversaciones, acabaron la mañana. Gerald ya esperaba en el carro a los demás y partieron en cuanto estuvo todo listo. El próximo día, ya estarían en Alemania.

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