sábado, 25 de octubre de 2014

MdL #12: Infiltrada

Paulina Gao estaba dentro de la caja. Se las había ingeniado para colarse en una de ellas mientras se distraía el empleado que descargaba el camión. No sabía adónde la habían dejado, pero ella esperaba que no hubiera problemas. En cuanto escuchó que los guardias terminaban su conversación y cerraban la gran cortina metálica con un estruendo impresionante, abrió un poco su escondrijo y vio que todo estaba oscuro. Muchísimas cajas y estanterías de utilidades estaban allí. Paulina, segura de que no había nadie, salió de su recipiente y comenzó a investigar sigilosamente la sala. Cajas por todas partes, herramientas, cuerdas, cinta aislante... En definitiva, muchísimas cosas para almacenar.

Paulina no se orientó bien en la oscuridad y derribó una caja de herramientas, que cayó al suelo desde un estante causando un ruido metálico fortísimo. Ella tuvo que idear un plan rápidamente antes de que se diesen cuenta y entrase alguien no deseado. Agarró bastante cuerda y un poco de cinta aislante. Ya abrían la gran puerta cuando ella se había colocado la cinta en su boca y las cuerdas simulando que estaba atada de manos y pies, aunque en realidad no lo estaban por falta de tiempo.

Entró uno de los dos que cerraron anteriormente la puerta. Con la luz de fuera y una linterna, pudo explorar y ver qué había causado el ruido. Una caja de herramientas se había caído, pero al observar detrás, vio a una mujer, con la boca tapada en cinta aislante y atada de manos y pies, aparentemente inconsciente.

Pero no era así. En cuanto ese tipo intentó acercarse, Pau abrió sus ojos e incapacitó al agente con dos puñetazos y una patada en la entrepierna. Paulina es muy buena disimulando en situaciones, y eso lo va a demostrar ahora. Le arrebató el traje al guardia y lo ató de pies y manos, poniéndole una cinta aislante en la boca. "Dormirá profundamente" pensó ella mientras se ponía la ropa del derribado.

"Un poco grande... Bueno, no me puedo quejar. Espero que no se me note nada raro."

El guardia llevaba una pistola. Estaba cargada. Paulina se la llevó, sólo como parte de la indumentaria, no pensaba utilizarla como arma.

Ella salió y cerró el almacén causando el mismo estrépito que los anteriores guardias. Por fortuna, nadie extrañó a aquel que Pau había noqueado. Ella intentó encontrar la forma de llegar a aquel sospechoso, pero no podía pasar desapercibida. Los guardias veían a una mujer pasar por delante y no la dejaban de mirar. Habría sido el cebo perfecto para atacar a aquellos incompetentes.

Entonces era el turno de Frank Dogs. Utilizando la conexión del móvil de Paulina, podía intentar detectar dónde se encuentran los "peces gordos" del asunto. Pero aunque lo encontrara, hubo un pequeño inconveniente.

- Oye, chica. Tú desde cuando estás aquí?
- Me trasladaron hace muy poco.
- Es raro. Sólo hay una mujer aquí entonces. Esto es un campo de nabos.
- Ja, ja. Pues está bien saberlo. Sigo con lo mío.
- Oye, vente conmigo un rato. No será largo. Nadie se enterará de que nos hemos ido un par de minutos.
- ... Venga, pero rápido, que acabo de llegar. - Aceptó Paulina.

El guardia se la llevó a uno de los almacenes y cerró por dentro. Estaban ellos dos solos.

- Muy bien, moza. Qué crees que quiero yo ahora mismo?
- ...
- No hablas ahora? Estás atrapada aquí. No puedes salir de ningún modo. Yo tengo la llave y me la vas a tener que quitar.
- No tengo tiempo para juegos, tío.

Paulina le dio un beso en la boca al guardia antes de pegarle un rodillazo en el estómago y estamparle la cabeza contra el suelo. Los ataques inesperados son los más efectivos. Dejó al inconsciente en un rincón y salió de allí con su llave. Frank ya consiguió la posible localización donde quería llegar. Llamó a Paulina y se lo dijo.

"El almacén 9, verdad? Allá voy."

Paulina entró tocando a la pequeña puerta de ese almacén en concreto. Le dijo al guardia que estaba dentro que habían cambiado de posición. Él estaba encantado de quitarse trabajo de en medio. Paulina se quedó dentro y cerró con llave. Tal y como lo había hecho el tipo extraño de antes.

- Una chica? Increíble. Creí que todos los secuaces iban a ser hombres. - Dijo una voz de viejo.
- Pero es que yo vengo para darle un servicio que ningún hombre puede hacer por usted. - Respondió pícaramente Paulina, con ese tono que aprendió de Nevan para cautivar hombres.
- Ajá, ya veo. Cuando quiera, señorita. Cuando quiera...

Paulina se quitó el primer botón de su camiseta y sacó la pistola después, apuntando a la cabeza del viejo.

- Ya me está usted diciendo quién está detrás de todo esto.
- Eh? Qué?
- Me va a contar todito sobre quién está utilizando estos almacenes como tapadera para algo peligroso.
- Ah, así que quieres eso. Qué pena. No puedo decirte nada. Por lo menos si te quitaras la camisa...
- Tú de verdad quieres cabrearme, verdad? Dime lo que sabes!
- Pues te vas a llevar un chasco, querida. Ninguno de nosotros conoce a la cabeza pensante. Somos una unión de 25 empresarios. Todos de acuerdo con aquel o aquella que anda detrás nuestra, diciéndonos lo mejor que podemos hacer: Ganar.
- Eso es todo?
- No tiene más.
- Demasiado fácil, viejo.
- Si me dejas de apuntar...
- No hasta que me vaya.
- Inténtalo. Ya tienes compañía en la puerta. Seguro que esos estarán encantados de tener una mujer con quien desahogarse.
- Y yo tengo esta conversación grabada. Seguro que a los medios les encantan estas declaraciones. Adiosito, señor Ralph Rocky.

Paulina abrió la puerta y se encontró a muchísimos guardias esperando. Cerró en seguida e intentó idear un plan. El almacén 9 tiene una ventana que da a la parte de la puerta donde están los guardias.

- Parece que nuestra joven tiene ligeros problemas. - Se burlaba el viejo.
- Puedo matarle ahora mismo, sabe? Ya no me sirve de nada.

Pau arrojó por la ventana unos pantalones que utilizan los guardias. Estos, al pensar que eran los de ella, comenzaron a desear que saliese. Más aún cuando salió volando una camisa verde, también de guardia, por la ventana. Se habría quedado Pau en ropa interior? No, era parte del plan. Una distracción que permitiría a Paulina salir de allí. El viejo se había levantado e intentó golpear a Pau con una silla. El resultado fue un disparo no intencionado. Paulina apretó el gatillo como un acto reflejo y la bala impactó en el pecho del viejo, que cayó muerto al instante. Paulina había utilizado una pistola. Paulina había matado a alguien. Un asesinato. El primero en su vida.

- Tengo que salir de aquí, me estoy poniendo nerviosa...

Paulina entonces agarró el cuerpo del viejo con gran pesar y lo subió hasta lanzarlo por la ventana con la ropa de Paulina. Los guardias, al no creerse que se hubiera suicidado, fueron a mirarla, pero no era Paulina, sino Ralph. Ella ya estaba huyendo del lugar en la distracción con la ropa del viejo. Llegó a la furgoneta de Frank y se subió inmediatamente. No dijo nada. Simplemente Frank arrancó. Paulina estaba paralizada. No hablaba. No respondía a las preguntas de su compañero. Había que descansar. Pau no estaba preparada para asesinar a alguien con un disparo. Estaba en shock.


Hasta el próximo episodio! Espero que este os haya gustado. De verdad, me impresiono a mí mismo cada día. Espero que lo notéis, lectores!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario