- Espero no haberlos metido en mayores problemas con el teletransporte. - Dijo el administrador.
- Pero... Acaso no sabes con seguridad adónde los llevaste?
- Sé que están en Japón, pero no sé en qué punto.
Veamos pues ese punto donde han acabado nuestros cuatro aventureros.
- Dónde nos han llevado? - Preguntó Lucas.
- Pues a Japón, imbécil. - Contestó Paulina, que se había hecho daño al caer.
- Y ahora cómo hacemos para explicarle a quien vive en esta casa por qué estamos aquí? - Preguntó Edward.
Alguien apareció por la puerta de la habitación. En cuanto encontró a los cuatro, chilló con fuerza:
- Mizore!!!!!
Apareció al momento una chica mayor que la niña y con cabellos morados.
- Qué!? Quietos!
Con un movimiento de ambas manos, hizo que las piernas de los cuatro quedaran congeladas, cubiertas sólidamente de hielo.
- C-cómo!? - Exclamó Lucas.
- No hagáis nada! - Ordenó Zero.
- Quiénes sois? - Preguntó la chica de pelo morado.
- Somos de España. Estamos aquí porque queremos llegar al palacio y hablar con quien manda el país. - Contestó Edward.
- Como sabrán, no suelo confiar en extraños como ustedes. - Decía la chica - Más razón si tengo que proteger a la niña. Así que...
- Una pregunta, por favor? - Interrumpió Zero - Cuál es tu nivel de magia?
- 34, por qué lo preguntas?
- Porque yo tengo el 42.
- Eh!? Entonces serías capaz de romper el hielo que he invocado!
- Puedo. Pero asegúranos que nos dejarás salir de aquí.
- Demuéstrame tus poderes. Hatsu! Vete de aquí! Puedes resultar herida!
La niña salió corriendo de la puerta. Zero inmediatamente rompió sus ataduras y lanzó una lanza de hielo a la chica. Ella se cubrió con un muro de hielo y la lanza lo rompió sin esfuerzo, pero no hirió a la chica.
- Se puede decir que ha roto el hielo, no? - Rió Lucas.
- Cómo te llamas? - Preguntó la chica.
- Zerofrost. Y tú?
- Pueden llamarme Mizore.
- Bueno, y si nos sacan de aquí? Cuanto antes lleguemos mejor. - Dijo Edward.
Mizore removió el hielo que atrapó los pies del grupo y los dejó marchar. Incluso les indicó cómo llegar hasta el palacio. En cuanto salieron por la puerta se dieron cuenta de una cosa:
- Oye, Zero dónde está? - Preguntó Lucas.
- Supongo que se habrá quedado con la chica de hielo. - Contestó Edward.
- Pues a mí me sorprendió cómo iba vestida. Esos calcetines a rayas blancas y moradas, la camiseta blanca, todo blanco y morado! - Decía Paulina.
Directos al palacio Edward, Lucas y Paulina. Mientras tanto, Zero se había quedado con Mizore y la niña en su refugio.
- Cómo se llama ella?
- ...
- No me lo quieres decir?
- Si te digo su nombre la reconocerás enseguida. Eso es lo que no quiero.
- Ah. Un segundo...
Zero recordó las palabras que dijo antes Mizore durante el combate.
"- Hatsu! Vete de aquí!"
- No es posible. Yo sé quién es esta niña. Acaso es Hatsune Miku? En serio?
- Sí. - Contestó la niña - Soy yo.
- La tengo escondida aquí. Si descubren que ella está por aquí se la pueden llevar fácilmente, así que estamos ocultas en nuestro refugio.
- Así que es eso... Bien, pues yo debo irme ya. Gracias por todo, Mizore.
- Gracias a ti, Zero. Oye...
- Sí?
Miku comenzó a cantar una canción de letra japonesa. Mizore enrojeció.
- Qué está cantando?
- Una... Una canción que trata sobre el amor a primera vista...
Mizore se levantó y salió del refugio rápidamente. Necesitaba coger un poco de aire. Zerofrost había comprendido lo que ocurrió y quedó estupefacto. Sin decir nada más y haciéndole un gesto a la cantante, salió también. La chica estaba fuera, apoyada en una valla, respirando hondo. Zero se quedó a su lado, y hubo un largo silencio.
Sin ninguna razón aparente, Mizore creó un bloque de hielo con su mano y lo rompió poco después.
- Creo que ahora sí que estoy lista... Para romper el hielo. - Dijo ella sin mirar siquiera los ojos de Zero.
- Así que es eso...
Zero pensaba que estaba soñando. La mujer de hielo y el hombre de hielo. Ambos se encuentran y surge el flechazo. Parecía una película. Pero eso era real, y la mano que tocó Zerofrost con su mano izquierda también era verdadera.
- Tienes que ir con ellos, verdad? - Preguntó Mizore.
- No me importaría quedarme un rato más aquí. Estoy en Japón, mi sueño. Y parece que tú también estás en ese sueño.
- Pues entonces iremos nosotras. Seguro que quieres perseguir tu sueño, verdad? Pues adelante. Hatsu! Vamos a salir! Date prisa en prepararte!
Mientras todo esto ocurría en casa, los otros tres ya habían entrado en el palacio.
- Pero esa no es... - Susurraba Lucas a Edward.
- Lin! - Exclamó el viejo.
Hasta el próximo episodio! Estoy aprendiendo a dejar finales con suspense, así que... Aguantad! El episodio finale de WBG será la próxima semana! Espero que lo disfruten tanto como yo lo hago escribiendo! Buena semana para todos!
Historietas de fantasía que escribo en mi tiempo libre. Los personajes: Edward Yolag, Lucas Tefd, Bart Chill, Gerald Paul, Edgar Eagler, Paulina Gao, Liza Carr, Gabriella, Mimi, Zac y Zerofrost son de mi invención y de mis compañeros. El resto de personajes descritos pertenecen o están basados en diferentes compañías.
sábado, 26 de julio de 2014
sábado, 19 de julio de 2014
WBG: Sustos en la Biblioteca
- Menudas risas nos vamos a echar. - Decía impaciente Bart.
- Y esos monjes se van a enterar de que a la gente no se la quema. - Apuntó Nevan.
- El plan está preparado, verdad? Bien. Esperemos a que los bibliotecarios vengan. No van a querer entrar otra vez. - Dijo Liza.
Habían planeado asustar a todos aquellos que se atrevieran a entrar en la biblioteca. Con una serie de engaños acabarían riéndose de esos monjes que tan mal los han tratado.
Entró el primero. El que más temprano se levantaba para leer. En cuanto abrió la puerta, se encontró con Bart, Liza, Edgar y Gerald en el suelo. Aparentemente inconscientes. Extrañado el monje, fue a observar los cuerpos y comprobar si tenían vida.
Se escuchó un portazo en las espaldas del monje. El hombre miró hacia atrás y vio a una chica con alas y ojos rojos: Nevan.
- Así que quieres acabar como ellos, verdad? - Dijo el súcubo con voz siniestra.
- Eh? Ahah! Qué es esto? No ha muerto!?
El monje se abrió paso y salió corriendo dándose un golpe con la puerta, pero consiguió salir de la biblioteca.
- Pffft...
- Jajajaja...
- No me podía aguantar la risa estando así tirados, jaja...
- Bueno, ahora la segunda. A ver si viene alguien más.
Sin mucha demora, aparecieron dos monjes más para demostrar que no pasaba nada. Gran error. Nevan estaba de espaldas a la puerta de la biblioteca y los demás estaban tirados por los suelos como antes.
- Tú! Demonio! Qué les has hecho a tus compañeros? - Preguntó el primer monje.
- Compañeros? Estos no son mis compañeros. - Contestó Nevan con una risita.
- Monjes... Cabrones... - Dijo una voz agonizante.
- Quién ha dicho eso!?
- Yo... - Dijo Bart mientras levantaba con dificultad una mano.
- N-no nos rendiremos! Te vamos a expulsar de aquí, maldita! - Se atrevió a decir el segundo monje.
- Muy bien. Entonces me divertiré un rato. Ejército de muertos? Levantaos!
Todos los que estaban en el suelo se levantaron. Temblaban sus músculos y reían levemente. Parecían zombis de verdad. Tanto fue así que cuando se acercaron a los monjes, estos salieron corriendo de terror y atropellaron a otro que iba a la biblioteca.
- Jajajajaja! No puedo chicos, es demasiado gracioso! - Reía sin parar Gerald.
- Calla! Que vienen más. Tercer plan, vamos. - Mandó Bart.
Todos volvieron al suelo y Nevan se puso detrás de ellos. El monje que iba a la biblioteca abrió la puerta y se encontró con lo que tanto asustó a los demás.
- Así que estás aquí, criatura del infierno... - Pronunció muy tranquilo el monje.
- Aquí me ves. Y sé muy bien a lo que has venido. Tú lo que quieres es vivir nuevas experiencias. Y yo te puedo enseñar una muy interesante... - Insinuaba Nevan.
- Atrás! No permitiré semejantes atrocidades en nuestro hogar!
- Ah, sí? Qué pena. Yo que quería divertirme con alguien más... Bueno. Tendré que calmarme con algo, no sé... Te puedo clavar mi espada? - Preguntó Nevan, sonriente.
- Jamás!
- Pues entonces la clavaré en este.
La espada de Nevan cayó sobre Bart, que seguía inmóvil. El monje cada vez estaba más nervioso ante la tranquilidad del súcubo. Nevan volvió a coger su espada de la armadura de Bart y apuntó con ella, manchada de sangre, al monje, que salió corriendo de terror por las escaleras, fuera de la biblioteca.
- Qué pasa? No les gusta el tinte rojo a los monjes? - Preguntó Nevan.
- Creo que ha funcionado y se ha creído que me atravesaste - Aclaró Bart.
- Eso de utilizar la tinta roja para teñir la espada desde dentro de la armadura ha sido nuestra mejor idea en años. - Decía Edgar.
- Bueno, se acabó. Vamos a hablar con el jefe de este sitio y nos vamos. Por fin se acabó nuestro trabajo aquí. - Finalizó Gerald.
Así lo hicieron. El jefe monje les tiró un tomo enorme a la cara y los dejó marchar cuanto antes. Estaba muy enojado por todo lo que habían hecho por Alemania. Y esos sustos le dieron problemas terribles para calmar a los afectados. Movieron la biblioteca de lugar, para que no creyeran que estaba maldita. Creyeron que Nevan seguía allí, a modo de fantasma, y nadie más entró en esa habitación una vez desalojada.
- Me pregunto cómo le habrá ido a Pau en la prueba esa que nos dijeron. - Musitaba Liza.
- Pues ahora en el viaje tenemos tiempo para verlo! Nos han enviado los cuatro vídeos! - Anunciaba Bart - Por cuál de ellos empezamos?
- Pues ya que ella lo ha recordado, empecemos por Paulina, a ver. - Propuso Edgar.
Todos en el viaje de vuelta en carro, los otros cuatro llegando a Japón, que se verá en la próxima semana. Hasta entonces, podéis hacer... Otras cosas, como leer lo anterior o lo que prefieran. Gracias por leer estas historias. Hacerlas me animan y divierten cantidad. No os perdáis el siguiente!
- Y esos monjes se van a enterar de que a la gente no se la quema. - Apuntó Nevan.
- El plan está preparado, verdad? Bien. Esperemos a que los bibliotecarios vengan. No van a querer entrar otra vez. - Dijo Liza.
Habían planeado asustar a todos aquellos que se atrevieran a entrar en la biblioteca. Con una serie de engaños acabarían riéndose de esos monjes que tan mal los han tratado.
Entró el primero. El que más temprano se levantaba para leer. En cuanto abrió la puerta, se encontró con Bart, Liza, Edgar y Gerald en el suelo. Aparentemente inconscientes. Extrañado el monje, fue a observar los cuerpos y comprobar si tenían vida.
Se escuchó un portazo en las espaldas del monje. El hombre miró hacia atrás y vio a una chica con alas y ojos rojos: Nevan.
- Así que quieres acabar como ellos, verdad? - Dijo el súcubo con voz siniestra.
- Eh? Ahah! Qué es esto? No ha muerto!?
El monje se abrió paso y salió corriendo dándose un golpe con la puerta, pero consiguió salir de la biblioteca.
- Pffft...
- Jajajaja...
- No me podía aguantar la risa estando así tirados, jaja...
- Bueno, ahora la segunda. A ver si viene alguien más.
Sin mucha demora, aparecieron dos monjes más para demostrar que no pasaba nada. Gran error. Nevan estaba de espaldas a la puerta de la biblioteca y los demás estaban tirados por los suelos como antes.
- Tú! Demonio! Qué les has hecho a tus compañeros? - Preguntó el primer monje.
- Compañeros? Estos no son mis compañeros. - Contestó Nevan con una risita.
- Monjes... Cabrones... - Dijo una voz agonizante.
- Quién ha dicho eso!?
- Yo... - Dijo Bart mientras levantaba con dificultad una mano.
- N-no nos rendiremos! Te vamos a expulsar de aquí, maldita! - Se atrevió a decir el segundo monje.
- Muy bien. Entonces me divertiré un rato. Ejército de muertos? Levantaos!
Todos los que estaban en el suelo se levantaron. Temblaban sus músculos y reían levemente. Parecían zombis de verdad. Tanto fue así que cuando se acercaron a los monjes, estos salieron corriendo de terror y atropellaron a otro que iba a la biblioteca.
- Jajajajaja! No puedo chicos, es demasiado gracioso! - Reía sin parar Gerald.
- Calla! Que vienen más. Tercer plan, vamos. - Mandó Bart.
Todos volvieron al suelo y Nevan se puso detrás de ellos. El monje que iba a la biblioteca abrió la puerta y se encontró con lo que tanto asustó a los demás.
- Así que estás aquí, criatura del infierno... - Pronunció muy tranquilo el monje.
- Aquí me ves. Y sé muy bien a lo que has venido. Tú lo que quieres es vivir nuevas experiencias. Y yo te puedo enseñar una muy interesante... - Insinuaba Nevan.
- Atrás! No permitiré semejantes atrocidades en nuestro hogar!
- Ah, sí? Qué pena. Yo que quería divertirme con alguien más... Bueno. Tendré que calmarme con algo, no sé... Te puedo clavar mi espada? - Preguntó Nevan, sonriente.
- Jamás!
- Pues entonces la clavaré en este.
La espada de Nevan cayó sobre Bart, que seguía inmóvil. El monje cada vez estaba más nervioso ante la tranquilidad del súcubo. Nevan volvió a coger su espada de la armadura de Bart y apuntó con ella, manchada de sangre, al monje, que salió corriendo de terror por las escaleras, fuera de la biblioteca.
- Qué pasa? No les gusta el tinte rojo a los monjes? - Preguntó Nevan.
- Creo que ha funcionado y se ha creído que me atravesaste - Aclaró Bart.
- Eso de utilizar la tinta roja para teñir la espada desde dentro de la armadura ha sido nuestra mejor idea en años. - Decía Edgar.
- Bueno, se acabó. Vamos a hablar con el jefe de este sitio y nos vamos. Por fin se acabó nuestro trabajo aquí. - Finalizó Gerald.
Así lo hicieron. El jefe monje les tiró un tomo enorme a la cara y los dejó marchar cuanto antes. Estaba muy enojado por todo lo que habían hecho por Alemania. Y esos sustos le dieron problemas terribles para calmar a los afectados. Movieron la biblioteca de lugar, para que no creyeran que estaba maldita. Creyeron que Nevan seguía allí, a modo de fantasma, y nadie más entró en esa habitación una vez desalojada.
- Me pregunto cómo le habrá ido a Pau en la prueba esa que nos dijeron. - Musitaba Liza.
- Pues ahora en el viaje tenemos tiempo para verlo! Nos han enviado los cuatro vídeos! - Anunciaba Bart - Por cuál de ellos empezamos?
- Pues ya que ella lo ha recordado, empecemos por Paulina, a ver. - Propuso Edgar.
Todos en el viaje de vuelta en carro, los otros cuatro llegando a Japón, que se verá en la próxima semana. Hasta entonces, podéis hacer... Otras cosas, como leer lo anterior o lo que prefieran. Gracias por leer estas historias. Hacerlas me animan y divierten cantidad. No os perdáis el siguiente!
sábado, 12 de julio de 2014
WBG: Lucas Tefd en el Reto de la Gran Muralla
Ahora sólo queda Lucas Tefd por enfrentarse al reto. Comenzaron los dos lanceros intentando atacarlo, pero Lucas fue muchísimo más rápido y atravesó con sus espadas a los dos. Primera ronda terminada.
- Saca un número de la urna, Lucas.
- Para qué?
- Decidirá tu próximo oponente.
- Pues sale el... 357.
- Ahí está tu oponente.
Apareció en la muralla un guerrero. Llevaba dos hachas, una en cada mano e iba vestido con ropa de pelajes gruesos. Sin duda, un antiguo berserker del norte. Lucas ya conocía las características de estos guerreros y tomó precauciones. No debía permitir que ese tipo le asestara muchos golpes continuados o sería eliminado al instante.
En cuanto el berserker entró en trance y cargó contra Lucas, este le devolvió unas estocadas en los hombros y se apartó del rango de sus armas. Tras eso, con la reducida movilidad de los brazos del guerrero, Tefd atacó de un salto con sus tres espadas y acabó con la segunda ronda.
- Muy bien. Escoge otro número.
- El... 43.
- Bien. Tu oponente está listo.
Un samurái. Llevaba su túnica típica blanca y un cinto rojo con un lazo grande rodeándola. También llevaba una máscara plateada. Sin preámbulos, desenvainó su espada y apuntó con ella a Lucas. Preparado para un duelo de habilidad, comenzó el combate.
Lucas atacó primero, pues el oponente sólo esperaba una respuesta. Con un intento de ataque, el samurái saltó hacia atrás y, esquivando el ataque de Tefd con gran maestría, consiguió herirle en un costado. Lucas atacó a modo de contraataque, pero su golpe de espada rebotó en el samurái haciendo un sonido metálico. Ambos retrocedieron.
- Cómo voy a derrotar a este tipo si tiene una armadura? No es justo...
- Soy el samurái de acero. Hasta ahora invicto en combate. Y pienso mantenerlo!
El samurái saltó hacia Lucas, pero el espadachín agarró sus tres espadas con las dos manos y las juntó en una única formación. Las tres apuntaban al samurái en el aire. En cuanto éste intentó atacar con gran fuerza a Lucas, las tres espadas abrieron su formación, formando un tridente que, sin necesidad de dar un paso, destrozó al samurái de acero junto a su armadura. Tercera ronda, superada.
- Increíble! Escoge tu siguiente número.
- 81.
- Adelante. Ahí está tu siguiente desafío.
Un oso panda de tamaño bastante considerable era lo que había que abatir. Pero en cuanto el oso comenzó a dar volteretas sobre sí mismo a modo de bola dirigida hacia Lucas, Tefd supo lo que hacer. Con simplemente cortar al oso desde una distancia prudente habría ganado el combate.
...y así ocurrió. En el momento el cual el oso estuvo en el rango de sus espadas, fue cortado en tres y, por tanto, eliminado de la cuarta ronda.
- Quedan cuatro, pero este fue muy fácil.
- Escoja número, por favor.
- El 64.
- Ahí tienes a tu siguiente oponente.
Un hombre con dos escopetas, una en cada mano. Lucas no podía acercarse, era demasiado hábil ese tirador y siempre lo hacía retroceder. Uno de los disparos impactó en la pierna izquierda de Tefd.
- Eso ha dolido! Sabes? Ahora vas a ver!
- Qué? No puedes acercarte a mí. Si me lanzas tus espadas estarás en una desventaja aún mayor.
- Pues es que no me hace falta lanzar mis espadas.
Lucas se posicionó de tal manera que pudiera girar sobre sí mismo y así desplazarse esquivando los proyectiles. Eso fue lo que el tirador esperaba. Lo que no esperaba fue un rayo que salió del movimiento de espadas de Lucas. Impactado de lleno por el rayo, el hombre de las escopetas cayó derrotado. Quinta ronda superada.
- Preparado para la sexta ronda?
- Ha salido el 711. - Dijo Lucas rápidamente.
- Ya veo. Espero que seas mejor que Paulina.
- (Así que estos derrotaron a Pau...)
Los mismos asesinos. La mujer y el hombre del katar. Pero en cuanto Lucas los vio, saltó hacia la mujer. Ésta se hizo invisible, pero en medio de aquel hechizo, Tefd propinó un espadazo a la cintura de la hembra. Entonces el asesino abrió los ojos ante los gritos de su compañera, pero lo que vio fueron tres espadas clavándose en su cuerpo. Fin del combate y de la rápida sexta ronda.
- Ja, ja! Sabía que si Paulina no había podido con ellos fue porque les había dejado prepararse!
- Excelente jugada, espadachín. Siguiente número?
- El... 744.
- Vas a tener una dura séptima ronda.
Una criatura humanoide apareció en la muralla. Lucas la vio y quedó aturdido, tras ello, el monstruo saltó instantáneamente hacia él y le golpeó varias veces. Lucas pudo recular tras recibir ese ataque.
- Eso no es justo! Ya verás cuando te coja.
La criatura no contestó. Simplemente sabía que Tefd no aguantaría otro ataque así. Preparando su emboscada, el monstruo no se movió. Lucas tampoco. Mirándose el uno al otro hasta que el ataque de la criatura comenzó con ese salto instantáneo. Pero esta vez Lucas estaba preparado y soltó su espada antes de que el bicho llegase. Resultado? Estocada para la criatura y campo libre para cortar su carne. Fin de la séptima ronda.
- Eso ha sido asqueroso, pero bueno. Me queda uno, verdad?
- Exactamente. Nervioso?
- Para qué? Simplemente hay que detrozar a otro.
- En esta ronda no hay número.
- Y eso?
- Porque el número soy yo.
Lucas se alejó de un salto y esquivó el ataque mágico de la empleada.
- (Presión? Ha cambiado la presión de un trozo de aire?)
- Inteligente espadachín. Qué tal si te lanzo una ráfaga de viento?
En efecto, el viento iba en contra de Lucas. Y era bastante fuerte. Costaba mantenerse en pie. Esa mujer controla el viento, con lo que difícilmente podrá vencerla si Tefd está en esas condiciones tan desfavorables.
- Qué pasa? No quieres que te venza el viento? Tornado!
Los pies del espadachín empezaron a elevarse formando círculos. Una técnica de incapacitación como esa podía acabar con cualquier combatiente a su antojo. Sin embargo, Lucas empezó a reír.
- Ríes ante tu muerte?
- No, me río de ti y de tus vientos.
Lucas comenzó a girar en el sentido contrario al tornado, desahaciéndolo poco a poco.
- Cómo? Escapas? Pues... Toma corte de viento!
Tefd estaba preparado. Paró el corte con una de sus espadas y con las otras dos comenzó a elevarse haciendo el movimiento de los helicópteros. La empleada estaba atónita. No podía controlar aquella situación y acabó cortada desde arriba. Con un tajo aéreo.
- Sin duda, has ganado, espadachín. Enhorabuena. - Dijo antes de caer inconsciente.
- Ya está? No hay más?
- No. Has ganado, Lucas. Nos vamos a Japón. - Dijo Edward, que estaba preparándose junto a los demás.
Y se produjo el teletransporte.
Los cinco que estaban en Alemania ya no estaban allí. Estaban ya en España, pues ya finalizaron su contrato. Vieron estos combates muy emocionados, como si de su equipo de fútbol se tratase. Con la victoria de Lucas, queda ahora poco para terminar la misión. Mientras, los otros esperarán pacientemente que eso ocurra sin percances.
- Qué grande es ese Lucas! - Exclamaba Edgar.
- Ha sido increíble! - Seguía Nevan.
- Pero más increíble fue cómo asustamos a esos monjes, verdad? - Decía Gerald.
- Cierto. - Continuó Liza - Menudas risas nos echamos.
Qué hicieron para asustar a los monjes? En el próximo episodio, que esta semana ya habéis tenido bastantes!
- Saca un número de la urna, Lucas.
- Para qué?
- Decidirá tu próximo oponente.
- Pues sale el... 357.
- Ahí está tu oponente.
Apareció en la muralla un guerrero. Llevaba dos hachas, una en cada mano e iba vestido con ropa de pelajes gruesos. Sin duda, un antiguo berserker del norte. Lucas ya conocía las características de estos guerreros y tomó precauciones. No debía permitir que ese tipo le asestara muchos golpes continuados o sería eliminado al instante.
En cuanto el berserker entró en trance y cargó contra Lucas, este le devolvió unas estocadas en los hombros y se apartó del rango de sus armas. Tras eso, con la reducida movilidad de los brazos del guerrero, Tefd atacó de un salto con sus tres espadas y acabó con la segunda ronda.
- Muy bien. Escoge otro número.
- El... 43.
- Bien. Tu oponente está listo.
Un samurái. Llevaba su túnica típica blanca y un cinto rojo con un lazo grande rodeándola. También llevaba una máscara plateada. Sin preámbulos, desenvainó su espada y apuntó con ella a Lucas. Preparado para un duelo de habilidad, comenzó el combate.
Lucas atacó primero, pues el oponente sólo esperaba una respuesta. Con un intento de ataque, el samurái saltó hacia atrás y, esquivando el ataque de Tefd con gran maestría, consiguió herirle en un costado. Lucas atacó a modo de contraataque, pero su golpe de espada rebotó en el samurái haciendo un sonido metálico. Ambos retrocedieron.
- Cómo voy a derrotar a este tipo si tiene una armadura? No es justo...
- Soy el samurái de acero. Hasta ahora invicto en combate. Y pienso mantenerlo!
El samurái saltó hacia Lucas, pero el espadachín agarró sus tres espadas con las dos manos y las juntó en una única formación. Las tres apuntaban al samurái en el aire. En cuanto éste intentó atacar con gran fuerza a Lucas, las tres espadas abrieron su formación, formando un tridente que, sin necesidad de dar un paso, destrozó al samurái de acero junto a su armadura. Tercera ronda, superada.
- Increíble! Escoge tu siguiente número.
- 81.
- Adelante. Ahí está tu siguiente desafío.
Un oso panda de tamaño bastante considerable era lo que había que abatir. Pero en cuanto el oso comenzó a dar volteretas sobre sí mismo a modo de bola dirigida hacia Lucas, Tefd supo lo que hacer. Con simplemente cortar al oso desde una distancia prudente habría ganado el combate.
...y así ocurrió. En el momento el cual el oso estuvo en el rango de sus espadas, fue cortado en tres y, por tanto, eliminado de la cuarta ronda.
- Quedan cuatro, pero este fue muy fácil.
- Escoja número, por favor.
- El 64.
- Ahí tienes a tu siguiente oponente.
Un hombre con dos escopetas, una en cada mano. Lucas no podía acercarse, era demasiado hábil ese tirador y siempre lo hacía retroceder. Uno de los disparos impactó en la pierna izquierda de Tefd.
- Eso ha dolido! Sabes? Ahora vas a ver!
- Qué? No puedes acercarte a mí. Si me lanzas tus espadas estarás en una desventaja aún mayor.
- Pues es que no me hace falta lanzar mis espadas.
Lucas se posicionó de tal manera que pudiera girar sobre sí mismo y así desplazarse esquivando los proyectiles. Eso fue lo que el tirador esperaba. Lo que no esperaba fue un rayo que salió del movimiento de espadas de Lucas. Impactado de lleno por el rayo, el hombre de las escopetas cayó derrotado. Quinta ronda superada.
- Preparado para la sexta ronda?
- Ha salido el 711. - Dijo Lucas rápidamente.
- Ya veo. Espero que seas mejor que Paulina.
- (Así que estos derrotaron a Pau...)
Los mismos asesinos. La mujer y el hombre del katar. Pero en cuanto Lucas los vio, saltó hacia la mujer. Ésta se hizo invisible, pero en medio de aquel hechizo, Tefd propinó un espadazo a la cintura de la hembra. Entonces el asesino abrió los ojos ante los gritos de su compañera, pero lo que vio fueron tres espadas clavándose en su cuerpo. Fin del combate y de la rápida sexta ronda.
- Ja, ja! Sabía que si Paulina no había podido con ellos fue porque les había dejado prepararse!
- Excelente jugada, espadachín. Siguiente número?
- El... 744.
- Vas a tener una dura séptima ronda.
Una criatura humanoide apareció en la muralla. Lucas la vio y quedó aturdido, tras ello, el monstruo saltó instantáneamente hacia él y le golpeó varias veces. Lucas pudo recular tras recibir ese ataque.
- Eso no es justo! Ya verás cuando te coja.
La criatura no contestó. Simplemente sabía que Tefd no aguantaría otro ataque así. Preparando su emboscada, el monstruo no se movió. Lucas tampoco. Mirándose el uno al otro hasta que el ataque de la criatura comenzó con ese salto instantáneo. Pero esta vez Lucas estaba preparado y soltó su espada antes de que el bicho llegase. Resultado? Estocada para la criatura y campo libre para cortar su carne. Fin de la séptima ronda.
- Eso ha sido asqueroso, pero bueno. Me queda uno, verdad?
- Exactamente. Nervioso?
- Para qué? Simplemente hay que detrozar a otro.
- En esta ronda no hay número.
- Y eso?
- Porque el número soy yo.
Lucas se alejó de un salto y esquivó el ataque mágico de la empleada.
- (Presión? Ha cambiado la presión de un trozo de aire?)
- Inteligente espadachín. Qué tal si te lanzo una ráfaga de viento?
En efecto, el viento iba en contra de Lucas. Y era bastante fuerte. Costaba mantenerse en pie. Esa mujer controla el viento, con lo que difícilmente podrá vencerla si Tefd está en esas condiciones tan desfavorables.
- Qué pasa? No quieres que te venza el viento? Tornado!
Los pies del espadachín empezaron a elevarse formando círculos. Una técnica de incapacitación como esa podía acabar con cualquier combatiente a su antojo. Sin embargo, Lucas empezó a reír.
- Ríes ante tu muerte?
- No, me río de ti y de tus vientos.
Lucas comenzó a girar en el sentido contrario al tornado, desahaciéndolo poco a poco.
- Cómo? Escapas? Pues... Toma corte de viento!
Tefd estaba preparado. Paró el corte con una de sus espadas y con las otras dos comenzó a elevarse haciendo el movimiento de los helicópteros. La empleada estaba atónita. No podía controlar aquella situación y acabó cortada desde arriba. Con un tajo aéreo.
- Sin duda, has ganado, espadachín. Enhorabuena. - Dijo antes de caer inconsciente.
- Ya está? No hay más?
- No. Has ganado, Lucas. Nos vamos a Japón. - Dijo Edward, que estaba preparándose junto a los demás.
Y se produjo el teletransporte.
Los cinco que estaban en Alemania ya no estaban allí. Estaban ya en España, pues ya finalizaron su contrato. Vieron estos combates muy emocionados, como si de su equipo de fútbol se tratase. Con la victoria de Lucas, queda ahora poco para terminar la misión. Mientras, los otros esperarán pacientemente que eso ocurra sin percances.
- Qué grande es ese Lucas! - Exclamaba Edgar.
- Ha sido increíble! - Seguía Nevan.
- Pero más increíble fue cómo asustamos a esos monjes, verdad? - Decía Gerald.
- Cierto. - Continuó Liza - Menudas risas nos echamos.
Qué hicieron para asustar a los monjes? En el próximo episodio, que esta semana ya habéis tenido bastantes!
martes, 8 de julio de 2014
WBG: Reto de la Gran Muralla, Paulina
Paulina estaba preparada para todo. Con gran determinación, comenzó contra los dos lanceros. Una batalla fácil. No pudo ser más fácil para Pau. Lanzó sus dos espadas. Una para cada lancero, que acabaron atravesados.
- Fácil. Agni! Rudra! Volved!
Ambas espadas volvieron a las manos de Paulina. Ya tenía control absoluto sobre ellas.
- Muy bien. Saca un número de la urna. Eso decidirá tu oponente.
- El... 232.
- Bien. Ahí está tu oponente.
Un lobo gris. Simplemente era eso. Su aspecto era fiero, pero su tamaño no era muy grande. Paulina cargaba contra el animal cuando éste invocó de la nada cachorros de lobo. Paulina paró en seco y comenzó a atacar a aquellos lobeznos. Finalmente, el lobo alfa acabó saltando hacia Pau, pero la chica lo acabó derrotando fácilmente con un golpe de Rudra, su espada izquierda.
- Excelente. Elija otro número.
- 71.
- Ahí está tu tercer oponente.
Era un chico joven. Vestía con un kimono blanco con cinturón negro y no se le veía ningún arma a la vista.
- Un taekwondo? Esto no va a ser tan difícil.
Paulina esperó a que el chico atacara primero. Sin embargo, se sentó a meditar. Debido a esa acción, Pau cargó contra el aparentemente indefenso luchador. Pero a mitad del camino, el taekwondo desapareció y pateó la espalda de Paulina, tirándola al suelo y saltando sobre ella, sin conseguirlo, pues Pau se movió hacia un lado.
- Bien hecho, chaval. Ahora, vas a caer.
Paulina lanzó a Agni hacia el chico. Fue un ataque que llevó su tiempo, así que fue esquivado fácilmente. Ahora Pau solo tenía una espada. El taekwondo saltó hacia la espadachina, pero con un gesto de la mano libre de esta, Agni volvió, como si hubiera acudido a su llamada y se clavó en las espaldas del joven. Fin del combate.
- Increíble! Elija otro número.
- El 90.
- Ahí tiene a su oponente.
...
- Dónde?
Algo agarró a Paulina y la lanzó por los aires. No se podía ver. Era algo invisible.
- Cómo se supone que me voy a enfrentar a algo que no se ve?
- Ese es el puzle que debes resolver. - Dijo Rudra.
- Pero hazlo rápido, o ese fantasma te eliminará. - Concluyó Agni.
Paulina intentó predecir dónde iba a aparecer su enemigo, pero no pudo. Otra vez fue atacada y tirada al suelo.
- Bien, creo que ya lo tengo.
Paulina agarró a Agni de frente y a Rudra de forma contraria. Se levantó y esperó cerrando los ojos.
- (Si no puedo verlo, puedo oírlo u olerlo... Así que... Ahí está!)
Paulina dió una vuelta sobre sí misma atacando en un círculo alrededor de ella. Un rastro de llamas apareció en el aire. Agni había tocado al enemigo, que fue instantáneamente cortado por ambas espadas de Pau. Fin de la cuarta ronda.
- Bien jugado. Te faltan tres rondas. Vas a por el quinto?
- Por supuesto. El 711.
- Ahí tienes a tu oponente.
Un hombre. Vestido todo de negro. Su boca tapada con un pañuelo, también negro. Estaba cruzado de brazos y tenía un aire misterioso.
Estaba acompañado por una chica. Llevaba una capa enorme que tocaba el suelo. Ella estaba más adelantada que el hombre.
- (Cuál es su estrategia? Será mejor que me prepare.)
La mujer desapareció de los ojos de Paulina. El hombre no movió ni un músculo. Ni siquiera había abierto los ojos. Pau se preparaba para lo peor, pero no pudo evitarlo.
Agni cayó de su mano derecha, Rudra de su izquierda y fue empujada hacia atrás en un movimiento increíblemente rápido de la mujer.
- Estás indefensa? Qué pena. - Se burlaba la mujer - Ahora vas a ser eliminada. Cross! Adelante.
El hombre apareció de un salto y sacó un katar, el arma de los asesinos profesionales. Aún había distancia entre él y Paulina, pero en cuanto esta se intentó levantar, el asesino lanzó un ataque a distancia con su arma. Inexplicablemente, una cruz apareció en el cuerpo de Pau, dejándola totalmente desmayada. Fin de la prueba para Paulina.
Qué poder! Sólo nos queda Lucas para vencer al reto de la Gran Muralla. Podrá con ello? Seguro que sí! Tengo fe en ello.
- Fácil. Agni! Rudra! Volved!
Ambas espadas volvieron a las manos de Paulina. Ya tenía control absoluto sobre ellas.
- Muy bien. Saca un número de la urna. Eso decidirá tu oponente.
- El... 232.
- Bien. Ahí está tu oponente.
Un lobo gris. Simplemente era eso. Su aspecto era fiero, pero su tamaño no era muy grande. Paulina cargaba contra el animal cuando éste invocó de la nada cachorros de lobo. Paulina paró en seco y comenzó a atacar a aquellos lobeznos. Finalmente, el lobo alfa acabó saltando hacia Pau, pero la chica lo acabó derrotando fácilmente con un golpe de Rudra, su espada izquierda.
- Excelente. Elija otro número.
- 71.
- Ahí está tu tercer oponente.
Era un chico joven. Vestía con un kimono blanco con cinturón negro y no se le veía ningún arma a la vista.
- Un taekwondo? Esto no va a ser tan difícil.
Paulina esperó a que el chico atacara primero. Sin embargo, se sentó a meditar. Debido a esa acción, Pau cargó contra el aparentemente indefenso luchador. Pero a mitad del camino, el taekwondo desapareció y pateó la espalda de Paulina, tirándola al suelo y saltando sobre ella, sin conseguirlo, pues Pau se movió hacia un lado.
- Bien hecho, chaval. Ahora, vas a caer.
Paulina lanzó a Agni hacia el chico. Fue un ataque que llevó su tiempo, así que fue esquivado fácilmente. Ahora Pau solo tenía una espada. El taekwondo saltó hacia la espadachina, pero con un gesto de la mano libre de esta, Agni volvió, como si hubiera acudido a su llamada y se clavó en las espaldas del joven. Fin del combate.
- Increíble! Elija otro número.
- El 90.
- Ahí tiene a su oponente.
...
- Dónde?
Algo agarró a Paulina y la lanzó por los aires. No se podía ver. Era algo invisible.
- Cómo se supone que me voy a enfrentar a algo que no se ve?
- Ese es el puzle que debes resolver. - Dijo Rudra.
- Pero hazlo rápido, o ese fantasma te eliminará. - Concluyó Agni.
Paulina intentó predecir dónde iba a aparecer su enemigo, pero no pudo. Otra vez fue atacada y tirada al suelo.
- Bien, creo que ya lo tengo.
Paulina agarró a Agni de frente y a Rudra de forma contraria. Se levantó y esperó cerrando los ojos.
- (Si no puedo verlo, puedo oírlo u olerlo... Así que... Ahí está!)
Paulina dió una vuelta sobre sí misma atacando en un círculo alrededor de ella. Un rastro de llamas apareció en el aire. Agni había tocado al enemigo, que fue instantáneamente cortado por ambas espadas de Pau. Fin de la cuarta ronda.
- Bien jugado. Te faltan tres rondas. Vas a por el quinto?
- Por supuesto. El 711.
- Ahí tienes a tu oponente.
Un hombre. Vestido todo de negro. Su boca tapada con un pañuelo, también negro. Estaba cruzado de brazos y tenía un aire misterioso.
Estaba acompañado por una chica. Llevaba una capa enorme que tocaba el suelo. Ella estaba más adelantada que el hombre.
- (Cuál es su estrategia? Será mejor que me prepare.)
La mujer desapareció de los ojos de Paulina. El hombre no movió ni un músculo. Ni siquiera había abierto los ojos. Pau se preparaba para lo peor, pero no pudo evitarlo.
Agni cayó de su mano derecha, Rudra de su izquierda y fue empujada hacia atrás en un movimiento increíblemente rápido de la mujer.
- Estás indefensa? Qué pena. - Se burlaba la mujer - Ahora vas a ser eliminada. Cross! Adelante.
El hombre apareció de un salto y sacó un katar, el arma de los asesinos profesionales. Aún había distancia entre él y Paulina, pero en cuanto esta se intentó levantar, el asesino lanzó un ataque a distancia con su arma. Inexplicablemente, una cruz apareció en el cuerpo de Pau, dejándola totalmente desmayada. Fin de la prueba para Paulina.
Qué poder! Sólo nos queda Lucas para vencer al reto de la Gran Muralla. Podrá con ello? Seguro que sí! Tengo fe en ello.
domingo, 6 de julio de 2014
WBG: Zerofrost en la Prueba de la Gran Muralla
Turno de Zerofrost, que fue teletransportado a la muralla del reto. El primer rival siempre es el mismo. Los dos lanceros que cargaron contra el mago, pero no pudieron tocarle, ya que con la magia helada, sus pies fueron más lentos y Zero pudo atacar sin mucha dificultad. Primera ronda, completada.
- Bien, señor Zerofrost. Coja un número de la urna.
- El 99.
- Bien. Aquí su siguiente desafío.
Un caracol gigante apareció en la muralla. Zerofrost vio que el lento avance del animal destrozaba las piedras que componían la Gran Muralla. Así que debía derrotarlo sin acercarse a sus babas. No fue tampoco tarea difícil para el mago. Mucha concentración hizo falta para sacar una gran flecha helada antes de que el monstruo llegara a la mitad del trayecto. El caracol quedó totalmente congelado, perfecto para romperlo en pedazos con un golpe de espada. Ronda dos, superada.
- Bien, bien. Siguiente número, por favor.
- 605.
- Vale, ahí está el siguiente enemigo.
Un mago, como Zero, pero este no era del elemento hielo, sino del fuego.
- Un enemigo natural. Interesante. Veamos si no te derrites ante mis poderes.
Lanzó el mago una bola de fuego hacia Zerofrost, que la esquivó rápidamente moviéndose a un lado y disparó una lanza de hielo contra el enemigo. Cuando la lanza iba a impactar, se evaporó.
- Tus habilidades no me hacen nada. Mi escudo ígneo derrite todo tu hielo. Qué esperabas?
Zerofrost siguió lanzando hechizos de hielo ante el rival de fuego, que estaba de brazos cruzados, riendo.
- Déjalo ya. No ves que no necesito hacer nada para detenerte?
- Pero ahora mismo estás perdido.
- Sí? Venga, sorpréndeme.
El mago helado lanzó sus hechizos al aire, justo por encima del enemigo.
- Mira qué bien. Se acerca la lluvia. - Dijo Zero, justo antes de que el agua empezara a caer sobre el rival.
- C-Cóomooo?
La lanza de hielo impactó en el mago de fuego y lo congeló.
- Escudo de fuego? Tanto vapor de agua que has dejado en el aire lo he condensado. Ahora, el vapor se ha convertido en agua, inutilizando tu fuego, pues estabas desprevenido cuando lancé mis hechizos al aire. Ahora...
Sin más palabras, Zero lanzó una descarga de hielo que rompió al congelado. Ronda tres, superada.
- Bonita estrategia. Número, por favor.
- 34.
- Bien. Allí está tu oponente.
En cuanto Zero lo vio, quedó paralizado. Una debilidad que nadie conoce, pero la casualidad es caprichosa. Una mujer-gato. Zerofrost ama a los gatos. Jamás haría daño a uno. Eso fue lo que pasó. Como una estatua, el mago recibió dos arañazos profundos en el pecho y un mordisco. Definitivamente, fuera de combate.
Tras este desafortunado contrincante... Podrán Paulina o Lucas superar la prueba? Zero se ha quedado a cinco victorias de terminar. Conseguirán la octava victoria?
- Bien, señor Zerofrost. Coja un número de la urna.
- El 99.
- Bien. Aquí su siguiente desafío.
Un caracol gigante apareció en la muralla. Zerofrost vio que el lento avance del animal destrozaba las piedras que componían la Gran Muralla. Así que debía derrotarlo sin acercarse a sus babas. No fue tampoco tarea difícil para el mago. Mucha concentración hizo falta para sacar una gran flecha helada antes de que el monstruo llegara a la mitad del trayecto. El caracol quedó totalmente congelado, perfecto para romperlo en pedazos con un golpe de espada. Ronda dos, superada.
- Bien, bien. Siguiente número, por favor.
- 605.
- Vale, ahí está el siguiente enemigo.
Un mago, como Zero, pero este no era del elemento hielo, sino del fuego.
- Un enemigo natural. Interesante. Veamos si no te derrites ante mis poderes.
Lanzó el mago una bola de fuego hacia Zerofrost, que la esquivó rápidamente moviéndose a un lado y disparó una lanza de hielo contra el enemigo. Cuando la lanza iba a impactar, se evaporó.
- Tus habilidades no me hacen nada. Mi escudo ígneo derrite todo tu hielo. Qué esperabas?
Zerofrost siguió lanzando hechizos de hielo ante el rival de fuego, que estaba de brazos cruzados, riendo.
- Déjalo ya. No ves que no necesito hacer nada para detenerte?
- Pero ahora mismo estás perdido.
- Sí? Venga, sorpréndeme.
El mago helado lanzó sus hechizos al aire, justo por encima del enemigo.
- Mira qué bien. Se acerca la lluvia. - Dijo Zero, justo antes de que el agua empezara a caer sobre el rival.
- C-Cóomooo?
La lanza de hielo impactó en el mago de fuego y lo congeló.
- Escudo de fuego? Tanto vapor de agua que has dejado en el aire lo he condensado. Ahora, el vapor se ha convertido en agua, inutilizando tu fuego, pues estabas desprevenido cuando lancé mis hechizos al aire. Ahora...
Sin más palabras, Zero lanzó una descarga de hielo que rompió al congelado. Ronda tres, superada.
- Bonita estrategia. Número, por favor.
- 34.
- Bien. Allí está tu oponente.
En cuanto Zero lo vio, quedó paralizado. Una debilidad que nadie conoce, pero la casualidad es caprichosa. Una mujer-gato. Zerofrost ama a los gatos. Jamás haría daño a uno. Eso fue lo que pasó. Como una estatua, el mago recibió dos arañazos profundos en el pecho y un mordisco. Definitivamente, fuera de combate.
Tras este desafortunado contrincante... Podrán Paulina o Lucas superar la prueba? Zero se ha quedado a cinco victorias de terminar. Conseguirán la octava victoria?
sábado, 5 de julio de 2014
WBG: Edward en el Reto de la Gran Muralla.
Es el turno de Edward para probar la Prueba de la Gran Muralla. Él mismo decidió ser primero.
- Vamos, pues. Qué es lo primero que me toca? - Preguntó Edward.
- Ahora lo verás. - Contestó la voz del administrador.
Dos lanceros con aspecto asiático aparecieron. Edward sacó su primera carta en esta contienda al verlos.
"Escupellamas: Dota al arma el elemento Fuego durante un minuto."
- Bien, creo que con esto me servirá para estos dos.
Los lanceros se acercaron corriendo hacia Edward mientras éste usaba su carta. La espada corta de Edward comenzó a escupir llamas que detuvieron el avance de los lanceros mientras Edward sacaba otra carta sin problemas.
"Golpe Fulgurante: Ataca rápidamente a todos los enemigos en un radio de 10 metros."
- Bien, lanceros. Esto se acaba aquí. - Dijo Edward antes de atacar rápido como un rayo a ambos lanceros, derrotándolos.
- Gran combate. Veamos qué oponente te espera. Saca un número de la urna. - Ordenó el guía de la prueba.
- Ha salido el 144. - Contestó Edward.
- Cómo? La suerte no está de tu parte, amigo. Algo terrible se va a enfrentar a ti.
- Adelante, pues. No puedo cambiar mi suerte. La pongo a prueba a cada instante. - Reflexionó Edward.
El guía se apartó del terreno de combate y apareció una gran criatura negra, con cuatro patas y una cabeza humanoide. Edward sonrió y dijo:
- Si en verdad eres tan fuerte, veamos si puedes aguantar una de mis últimas técnicas.
- Adelante! No me harás ni cosquillas!
- Bien, pues. Ultra Rapid Fire mode: ON!
Qué hace eso? Ahora Edward puede robar tres cartas a la vez y combinarlas si asi lo desea. Nunca tendrá que esperar ninguna carta, lo que es una gran ventaja para el viejo y un tormento para los enemigos.
- Es mi turno, amigo negro. - Se burlaba Edward levemente.
"Furia Justiciera: Los ataques del usuario son ahora a distancia."
"Desorientación: El arma emitirá un rayo de luz capaz de aturdir al rival."
"Depredador Implacable: El siguiente ataque aturde al objetivo y hace doble daño."
- Te crees que tengo tiempo para jugar a las cartas? No me hagas reír. Un viejales no tiene nada que hacer contra...
Edward sacó su espada y aturdió al monstruo negro con un ataque a distancia. Tras ello, siguió robando cartas. Combinándolas entre sí, el enemigo simplemente pasaba todo el tiempo inmóvil, aturdido, silenciado, asustado...
- Alas rotas! Tenaza infernal! Neurotoxina! Dispersar los débiles! Ragnarok! Guillotina Noxiana! Y Justicia demaciana!
Tras recibir tres cortes fuertes, ser atravesado con la espada, perder la conciencia, ser empujado y guillotinado por la espada de Edward, el gran jefe negro cayó. El modo rápido de Edward terminó junto a ello.
- Impresionante. Pero yo le echaría un vistazo a tus cartas - Aconsejó el guía.
- Eh? No puedo sacar? No puedo robar cartas?
- Habilidad del guardia negro. Inhabilitar el golpe final. En este caso, las cartas tuyas.
- Pues no me queda elección. Sin duda es algo que no pensé. Así ha sido mi suerte. Decido abandonar el reto. Sin mi poder, caeré en el siguiente. Estoy seguro. Ya soy viejo. Las cartas me mueven y me devuelven mi juventud. Adelante, que ellos lo conseguirán.
- Si esa es su decisión final, adelante, venga conmigo.
Vuelta al punto de partida. En la muralla. Aún quedan tres combatientes: Zero, Lucas y Paulina. Podrá alguno de ellos superar el reto?
- Vamos, pues. Qué es lo primero que me toca? - Preguntó Edward.
- Ahora lo verás. - Contestó la voz del administrador.
Dos lanceros con aspecto asiático aparecieron. Edward sacó su primera carta en esta contienda al verlos.
"Escupellamas: Dota al arma el elemento Fuego durante un minuto."
- Bien, creo que con esto me servirá para estos dos.
Los lanceros se acercaron corriendo hacia Edward mientras éste usaba su carta. La espada corta de Edward comenzó a escupir llamas que detuvieron el avance de los lanceros mientras Edward sacaba otra carta sin problemas.
"Golpe Fulgurante: Ataca rápidamente a todos los enemigos en un radio de 10 metros."
- Bien, lanceros. Esto se acaba aquí. - Dijo Edward antes de atacar rápido como un rayo a ambos lanceros, derrotándolos.
- Gran combate. Veamos qué oponente te espera. Saca un número de la urna. - Ordenó el guía de la prueba.
- Ha salido el 144. - Contestó Edward.
- Cómo? La suerte no está de tu parte, amigo. Algo terrible se va a enfrentar a ti.
- Adelante, pues. No puedo cambiar mi suerte. La pongo a prueba a cada instante. - Reflexionó Edward.
El guía se apartó del terreno de combate y apareció una gran criatura negra, con cuatro patas y una cabeza humanoide. Edward sonrió y dijo:
- Si en verdad eres tan fuerte, veamos si puedes aguantar una de mis últimas técnicas.
- Adelante! No me harás ni cosquillas!
- Bien, pues. Ultra Rapid Fire mode: ON!
Qué hace eso? Ahora Edward puede robar tres cartas a la vez y combinarlas si asi lo desea. Nunca tendrá que esperar ninguna carta, lo que es una gran ventaja para el viejo y un tormento para los enemigos.
- Es mi turno, amigo negro. - Se burlaba Edward levemente.
"Furia Justiciera: Los ataques del usuario son ahora a distancia."
"Desorientación: El arma emitirá un rayo de luz capaz de aturdir al rival."
"Depredador Implacable: El siguiente ataque aturde al objetivo y hace doble daño."
- Te crees que tengo tiempo para jugar a las cartas? No me hagas reír. Un viejales no tiene nada que hacer contra...
Edward sacó su espada y aturdió al monstruo negro con un ataque a distancia. Tras ello, siguió robando cartas. Combinándolas entre sí, el enemigo simplemente pasaba todo el tiempo inmóvil, aturdido, silenciado, asustado...
- Alas rotas! Tenaza infernal! Neurotoxina! Dispersar los débiles! Ragnarok! Guillotina Noxiana! Y Justicia demaciana!
Tras recibir tres cortes fuertes, ser atravesado con la espada, perder la conciencia, ser empujado y guillotinado por la espada de Edward, el gran jefe negro cayó. El modo rápido de Edward terminó junto a ello.
- Impresionante. Pero yo le echaría un vistazo a tus cartas - Aconsejó el guía.
- Eh? No puedo sacar? No puedo robar cartas?
- Habilidad del guardia negro. Inhabilitar el golpe final. En este caso, las cartas tuyas.
- Pues no me queda elección. Sin duda es algo que no pensé. Así ha sido mi suerte. Decido abandonar el reto. Sin mi poder, caeré en el siguiente. Estoy seguro. Ya soy viejo. Las cartas me mueven y me devuelven mi juventud. Adelante, que ellos lo conseguirán.
- Si esa es su decisión final, adelante, venga conmigo.
Vuelta al punto de partida. En la muralla. Aún quedan tres combatientes: Zero, Lucas y Paulina. Podrá alguno de ellos superar el reto?
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