(Hace pocos días algunos amigos y yo descubrimos un juego llamado Vindictus. La verdad es que ha sido muy de nuestro agrado. Un día mientras jugábamos, uno de mis amigos me dijo que tendría que hacer una historia sobre este juego para mi blog. Aquí la tienen, espero que la disfruten.)
Había que hacer los preparativos. Tres eran los mercenarios contratados para explorar las peligrosas ruinas ese día. Un largo viaje en barco hasta dicho lugar iba a ser lo que les esperaba.
Ya estaban los tres mercenarios subidos en el navío. Era un día soleado, con lo que no habría ningún problema de navegación. En cuanto zarparon los remeros, se despidieron de aquellos que los saludaban en el muelle, una mujer y dos hombres, uno anciano y otro joven.
Una vez en alta mar, comenzaron a conversar los mercenarios.
- Oye, a ti no te he visto en el puesto de mercenarios. ¿Quién eres? - Dijo Karok.
Karok es el más veterano de los tres mercenarios contratados. Es un hombre de piel oscura, muy musculado y mide dos metros y 25 centímetros. Tiene los cabellos muy cortos color negro y unos ojos marrones brillantes. Lleva un cestus como arma de puño.
- S-Soy Lynn. Encantada. No hace mucho que me convertí en mercenaria.
Lynn es una chica joven de muy baja estatura. Mide 1 metro y 40 centímetros. Lleva el pelo largo color negro con dos coletas que le llegan hasta los hombros. Sus ojos parecen muy oscuros, sin embargo, pese a que los demás no lo noten, son azules. Siempre va acompañada de su Guja, un arma de asta con terminación de espada. Apenas tiene músculos. Sin embargo, su delgadez la hace increíblemente ágil.
- Genial... Una novata... - Dijo suspirando Vella.
Vella es el punto intermedio entre Lynn y Karok. Ella mide 1 metro con 78 centímetros. Es pelirroja, con el pelo relativamente corto comparado con Lynn. Sus armas son dos espadas cortas, una en cada mano. Es una mercenaria muy versátil. Ofensiva y defensiva de forma equilibrada.
- Tú eres muy joven, ¿verdad? No tienes pechos apenas - Dijo riendo Karok.
Lynn se sonrojó.
- ¿¡Pero qué son esas preguntas!? - Le recriminó Vella.
- ¡Para romper un poco el hielo! Como tú estás bien dotada no te pregunto.
- Me vas a cabrear y podemos tener un problema - Amenazó Vella con el puño derecho cerrado.
- Relájate. Vamos a hablar un poco con la niña, que nos cuente algo - Sentenció Karok.
- No soy una niña... - Musitó Lynn.
- No te he escuchado. ¡Más fuerte!
- !N-No soy una niña! - Gritó Lynn, levantándose, aún intimidada por la presencia de Karok.
- Mucho mejor. Ahora la pregunta. ¿Por qué te hiciste mercenaria? No pareces muy cualificada a primera vista. - Comentó Karok.
- Pues... Fue por una promesa - Contestó Lynn, cerrando los ojos.
- ¿Una promesa a tu príncipe azul?
- ¡N-No!
Karok rió a carcajadas. Las reacciones de Lynn le resultaban muy graciosas.
- ¿Y vosotros? ¿Por qué sois mercenarios? - Curioseó Lynn.
- Yo no te voy a decir por qué, - Contestó rápidamente Karok - pero esta misión la acepté porque necesito el dinero cuanto antes.
- Yo... Por venganza - Respondió Vella.
Lynn palideció un poco. Ahora le daba miedo Vella. Karok le había resultado simpático.
- Qué fría eres, Vella. Normal que digan todos que eres lesbi...
- Ni se te ocurra acabar esa palabra. - Interrumpió Vella apuntando con una espada a Karok. Lynn se estremeció.
- ¡Cómo se pone! Está bien, ya te dejo tranquila.
Entre estas y otras peripecias, consiguieron llegar en pocas horas más a las ruinas. Ya habían sido exploradas varias veces, pero quedaba una parte. Quedaban kóbolds liderados por su jefe de guerra. El último que faltaba por aniquilar.
Habían planeado una estrategia durante el viaje. Lynn distraería al principio al jefe de guerra mientras Karok carga su ataque del Big Bang y Vella se encargaría de los kóbolds restantes en la zona. Tras eso, Karok sería el encargado de enfrentarse cara a cara con el jefe mientras Vella y Lynn lo atacan desde otros flancos.
Pero a la hora de ponerlo en práctica...
- ¡Estoy cargando! ¡Lynn, entretenlo un rato más! - Ordenó Karok.
Lynn estaba huyendo del jefe de guerra. Era un kóbold rojo enorme con un martillo gigantesco. La chica corría a toda velocidad, muy asustada. Sin embargo, en un momento en el cual el jefe de guerra iba a golpear a Lynn de lleno con su arma, ella tuvo que dar un salto de varios metros hacia atrás apoyada con su lanza. Evitó el golpe, pero...
- ¿Pero qué coñ...? ¡¡Lynn!! - Exclamó Karok.
Él estuvo a punto de lanzar su ataque Big Bang, que consiste en una explosión a distancia lanzada desde su arma de puño. Pero con la maniobra de Lynn, Karok tuvo que desviar su ataque a una columna para que la novata no recibiese todo el daño de la explosión. Había que improvisar ahora. No quedaban más kóbolds que el jefe de ellos. Vella ya se había encargado del resto con tajos circulares extremadamente letales contra grupos de enemigos. Quedaba lo más difícil.
Karok se lanzó contra el jefe y comenzó a golpearlo con sus puños. El kóbold no se iba a quedar parado, y para evitar que las otras dos mercenarias lo atacaran, dio un giro completo junto a su maza. Nadie resultó herido, y Karok pudo contener al jefe para que Vella pudiese asestarle varios espadazos.
- ¡¡Ciclón!! - Exclamó Vella mientras asestaba cortes, uno tras otro formando círculos alrededor de su enemigo.
El kóbold había recibido severos daños, pero en un instante, Karok perdió el control de la técnica inmovilizadora que había utilizado contra el jefe de guerra y éste se descontroló, corriendo hasta alcanzar a Vella y asestarle un mazazo horizontal en la espalda. Lynn pensó que ella misma no estaba preparada para esta batalla. Karok corría mientras exclamaba el nombre de la herida, pero no pudo detener el segundo mazazo del kóbold, que la dejó inconsciente tras golpearla contra la pared, ahora teñida de rojo de la sangre de Vella.
Karok entró en furia y asestó múltiples golpes al kóbold. Pero no fueron suficentes. Lo dejaron bastante malherido, pero el jefe de guerra resistía y golpeó a Karok. Lo aplastó con su maza. El mercenario seguía consciente, pero se había lesionado el músculo, con lo que decidió aparentar estar muerto, lamentándose por el futuro que le esperaba a Lynn. Karok pudo ver lo que sucedió en la batalla.
Lynn estaba aterrada. El kóbold lo notaba. Pero no contaba con que Lynn esquivaría todos y cada uno de sus ataques. Cuando la novata estuvo al lado de Karok por casualidad, él le susurró:
- Tú puedes, Lynn. No eres una niña, ¿verdad?
Esas palabras la llenaron de coraje. Esquivó otro mazazo al aire del jefe de guerra y le gritó:
- ¿Tú quieres que me vuelva una auténtica zorra? ¡No te cansas de intentar golpearme, y no vas a poder! ¡¡Zorra de Jade!!
Esas palabras fueron seguidas de un aura que rodeaba a Lynn. Ella se veía muy confiada. El kóbold continuó su persecución de la maza contra Lynn, pero esta vez la mercenaria cambió su estilo de combate.
- ¡¡Pequeña ratita!!
Lynn agitó su lanza haciendo un cono hacia delante y de repente desapareció del lugar donde habría recibido un mazazo. Se había colocado justo detrás del jefe.
- ¡¡Diablilla de brazos largos!!
Ella comenzó a dar tajos horizontales girando sobre ella misma hasta que el kóbold intentó darle una coz a Lynn. Intento fallido, esta vez se había colocado justo enfrente de él.
- ¡¡Cámaras de la muerte!!
Lynn bailaba con su guja, la giraba como si de un ventilador a ambos lados de su cuerpo se tratase. Esa danza implicó que ella quedara de espaldas al kóbold y éste le asestó finalmente un golpe directo con toda su maza que habría destruido el cráneo de la mercenaria. Ella había recibido el ataque como si lo hubiese fallado. Ahora Lynn estaba contra el estómago del jefe de guerra, con su palma de la mano abierta sobre ella. Lentamente y con mucha tranquilidad, dijo:
- Muerte de los cinco dedos.
El cuerpo del jefe de guerra comenzó a explotar desde dentro. Diez ondas expansivas en el interior de su cuerpo lo dejaron fuera de combate. Karok había alucinado con el espectáculo que había dado Lynn. No era ninguna novata. Era una asesina tras ver lo que había hecho.
- "Lynn salvó a dos veteranos. Ellos no la volvieron a ver. ¿Por qué? Ella había cumplido su promesa: Utilizar la técnica que le enseñó su madre, que ahora es una estatua de jade por culpa de la leyenda de la zorra del bosque de jade. Así llamó Lynn a su poder especial, para recordar siempre a su madre y sentir que ella se encuentra siempre en su corazón." - Edward Yolag, Leyendas y Otras Historias, 2015.
(Es bastante probable que haga una segunda parte de este videojuego. Me ha encantado escribir esta historia. ¡Hasta la próxima!
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